16 oct 2016

El autoconsumo compartido como herramienta de democratización de la energía

La elevada densidad de población en nuestras ciudades convierte a los edificios en causa de un tercio de las emisiones; en paralelo, la reducida superficie de sus cubiertas y azoteas, sobre todo en el centro de las ciudades, no permite dimensionar instalaciones fotovoltaicas que cubran las necesidades energéticas de las viviendas que alberga cada inmueble, cuya dependencia es cercana al 100%. Por ello, el autoconsumo compartido es una opción más que necesaria si realmente queremos cumplir los objetivos acordados a escenarios 2030 y 2050 de la Cumbre de París.

Estamos hablando de soluciones para comunidades de vecinos, para manzanas, para barrios.

En esta materia ya está todo inventado, son muchos los países de nuestro entorno que están introduciendo esta forma de autoproducción coparticipada. Sin ir mas lejos, Francia, cuya Ordenanza n° 2016-1019 aprobada el pasado 27 de julio, apunta ya en su articulado al “autoconsumo colectivo cuando se realiza el suministro de electricidad entre uno o más productores y uno o más consumidores finales unidos entre sí en una corporación cuya punto de salida e inyección se encuentran en la misma antena de baja tensión de la red de distribución pública”.

Volviendo a nuestro país, la iniciativa municipal Madrid 100% Sostenible presentada a través del portal Decide Madrid, ha alcanzado ya el umbral necesario en apoyos para pasar a votación ciudadana.

Esta iniciativa, bajo el epígrafe “Queremos un Madrid que no amanezca con una boina de contaminación gris, que desafíe a las eléctricas, potencie las renovables y se asegure de que a ninguna familia le corten la luz este invierno”, pretende fomentar las energías renovables y la eficiencia energética, e impulsar una revisión de las ordenanzas municipales para favorecer los sistemas de auto-abastecimiento energético a partir de energías renovables.