13 jun 2015

Autoconsumo energético: Portugal y el futuro; España y el pasado

Portugal permite a los autoconsumidores realizar instalaciones de hasta 1 MW sin imponerles ningún tipo de peaje de respaldo o “impuesto al sol”. Además, la energía excedentaria se introduce en la red recibiendo como  pago el 90 % del precio pool.

Regulación pensada más como un elemento de competitividad para su industria y de reducción de costes para el sector servicios que para desarrollarse en los hogares domésticos pero, en todo caso,  un importante primer paso en la buena dirección. Por cierto, un país que a pesar de atravesar una situación económica muy delicada, no ha roto su imagen de país respetuoso con la seguridad jurídica de los inversores, aplicando medidas retroactivas a las energías renovables, como sí ha sucedido en España.

El  ejemplo de Portugal  es la muestra de una realidad que se va consolidando cada vez más en el mundo. En Europa son ya ocho los países que han adoptado regulaciones que permiten el desarrollo del  autoconsumo y Francia la está preparando. Por otra parte, la Comisión Europea ha anunciado la elaboración de una “Guía de mejores prácticas de regulación sobre el autoconsumo”, para intentar armonizar las diferentes regulaciones e intentar evitar la imposición de barreras.

Fuera del continente europeo, el autoconsumo energético está teniendo una importante expansión desde Japón a Iberoamérica. En EE.UU., donde es apoyado incluso por la Iglesia Evangélica y el Tea Party, el Presidente Obama ha declarado orgulloso que “cada cuatro minutos, un hogar o negocio en EE.UU. se vuelve solar y eso es salud y empleo.”

Mientras esto sucede en el resto del mundo, los responsables energéticos de nuestro país quieren mantenernos al margen.