25 nov 2014

El riego del futuro

Un caso de éxito es la explotación de Azucarera en Torrecilla de la Abasesa, Valladolid. Una planta fotovoltaica de 121 kW, ubicada en la cubierta de una nave, permite regar 65 hectáreas de remolacha, extrayendo el agua a 90 metros de profundidad. La inversión, de 152.000 euros, ha permitido reducir el coste del agua bombeada desde los 17 céntimos de euro por metro cúbico que exigía el anterior motor alimentado con diésel, hasta los 3,2 céntimos por metro cúbico actuales.

Con un horizonte de vida útil de 30 años, el plazo de amortización de esta instalación renovable es de cuatro o cinco años. Además ya no le afectará la subida prevista del gasóleo B, estimada en el 7 por ciento anual sólo hasta 2021. Y como le sobra energía, porque sólo se riega entre abril y septiembre -los meses con mayor irradiación solar-, la empresa está planteándose la construcción de invernaderos para maximizar el aprovechamiento energético.

La planta solar de Azucarera está aislada de la red eléctrica, de modo que no le afectan las continuas subidas del recibo, ni los cambios en su estructura, ni las decisiones políticas sobre la contribución que los autoconsumidores tengan que hacer para mantener el sistema eléctrico.